Europa también pulsa el botón de pausa y contiene el aliento. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado este jueves que la UE aplazará 90 días los aranceles contra Estados Unidos que había decretado como respuesta a los gravámenes del presidente Donald Trump al acero y al aluminio, que debían entrar en vigor la semana que viene. “Queremos dar una oportunidad a las negociaciones”, ha explicado la alemana tras una primera consulta con los Estados miembros tras el anuncio del día anterior de la Casa Blanca de una tregua parcial en la guerra comercial.
Un helicóptero se ha precipitado este jueves en aguas del río Hudson, según muestran las cámaras de videovigilancia de edificios cercanos al lugar del siniestro, en la ribera de Nueva Jersey. Parte del fuselaje del aparato sobresalía a primera hora de la tarde de la superficie del agua, mientras embarcaciones de la policía de Nueva York y equipos de bomberos rodeaban los restos en frenéticas labores de rescate. Según han confirmado el alcalde de la ciudad, Eric Adams, y la Embajada de España, cinco turistas españoles han muerto en el siniestro. La aeronave, que cayó al río poco antes de las tres y media de la tarde (hora local, seis horas más en la España peninsular), transportaba a dos adultos y tres niños. Tres de las víctimas murieron en el choque y las otras dos en el hospital al que fueron trasladadas. El cadáver del piloto, sexta persona a bordo, también ha sido rescatado.
Donald Trump se dio este jueves un baño de ministros. Las reuniones de su Gabinete se han convertido en una especie de competición entre los miembros de los diferentes departamentos y agencias no tanto por vender sus logros como ver quién elogia más, algunos sin pudor, al propio presidente, que recientemente usó una frase muy expresiva y algo grosera para los líderes extranjeros con esa actitud. Tras haber tenido que ceder a la presión de los mercados y decretar una tregua parcial en la guerra comercial, no hubo ni una palabra de autocrítica ―ni siquiera por parte de un gris Elon Musk― en una reunión de Gabinete en la que se notaba a todos un poco apagados. Trump sí hizo una pequeña cesión al admitir que “habrá problemas de transición”.
A principios de mayo la República Federal tendrá un nuevo canciller y un nuevo gobierno de coalición que promete hacerlo mejor que el anterior, lo cual es fácil. Friedrich Merz, el nuevo gobernante, promete seriedad, responsabilidad y menos querellas entre socios. Quiere recobrar la confianza de sus ciudadanos y ofrecerles respuestas a sus inquietudes más inmediatas: Trump y la guerra comercial global, el miedo a una Gran Recesión y el control de la inmigración. Y para eso va a contar con la ayuda de unos socialdemócratas en horas muy bajas que parecen haberse descafeinado en los cuarenta días de negociación con los conservadores: han aceptado que no habrá subida de impuestos, ni habrá impuesto a los ricos. Cada gasto social será muy medido. A cambio, el SPD (Partido Socialdemócrata) logra, a pesar de sus malos resultados electorales (un 16%), la Vicecancillería y seis ministerios: el importantísimo de Hacienda, así como el de Justicia y Consumo, Trabajo y Asuntos Sociales, Medio Ambiente, Cooperación Internacional y Vivienda.
Cuando una formación política deslegitima la institución judicial de un país democrático en un intento de esquivar sus responsabilidades penales, obviando intencionadamente la verdad y el bien común, raramente hay vuelta atrás. El daño producido al sistema, a la confianza de la ciudadanía en las instituciones, tiene muy difícil arreglo, si es que lo tiene. Basta mirar a Estados Unidos, cuya democracia nunca fue tan frágil como bajo el mandato de Trump. Por ese motivo, es más que preocupante que la líder del Reagrupamiento Nacional (RN), Marine Le Pen, haya elegido una estrategia de descrédito hacia la justicia tras haber sido declarada culpable por malversación de fondos públicos e inhabilitada por cinco años con efecto inmediato.